miércoles, abril 04, 2007

Recuerdos con sabor a Patagonia.


El viento soplaba como cada dia en esta desamparada zona, agitando los techos colorinches y volando las pocas hojas que se aferraban en los zigzageantes arboles. La lluvia violentaba mi ventana con impetu, se aferraba a ella como queriendo entrar sigilosamante y helar mi casa que poco a poco se calentaba gracias al fogòn. Aferrado a mi mate con mis dos manos para darme un poco de calor, recordaba a mi querido amor cabalgando su caballo y arriando a las ovejas en una estancia del fin del mundo. Ya habia pasado mucho tiempo de aquellos momentos magicos en la cual conversabamos extendidamente al final de nuestras jornadas, cuando comiamos sopaipillas, tortillas o pan con mermelada de ruibarbo.

Recuerdo muy bien el dia que te fuistes, el suceso fatal, el momento inesperado. Sucedio al caerte en ese barranco maldito, ni siquiera te despediste en vida solo paseastes en mis suenos alguna vez y me besastes la vida. Ahora las ovejas buscan a su gaucho, yo no encuentro mas tu rostro manchado de calafate, ni siquiera me atrevo a decir tu nombre sin desprender una lagrima empapada de tristeza.

Ahora estoy viejo y mis huesos me duelen, las canas se apoderaron de mi cabeza y el baston es mi sostenedor. Pero aun conservo tus besos de amor, tus caricias bravas y tus miradas furtivas, mi fè no se hà perdido y espero encontrarte en el mas allà, en el otro mundo, en el cielo. "Las promesas no se rompen" me dijistes una vez, y esa es mi esperanza la cual espanta mi miedo de reencontrarme con mi propio decenlace.

Australes pasiones empaparon esta zona, que a pesar de su frio abrazador nos cobijò enredandonos en sus pampas frente a la mirada de nuestro Dios.

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